Introducción
El Banco de la Nación Argentina fue fundado en 1891 por iniciativa del presidente Carlos Pellegrini, como un medio para resolver los embates de una devastadora crisis económica que afectaba, en especial, al sistema bancario existente en ese momento.
El Banco era de capital enteramente estatal, aunque en pocos años abarcó en su giro a toda la geografía nacional y se convirtió en el mayor banco comercial argentino. Su objetivo principal es el de ejecutar la función de agente financiero del Gobierno Federal y, como tal, recibe depósitos oficiales y realiza pagos por cuenta y orden de la Nación.
Durante toda la centuria participó activamente en los principales acontecimientos de la vida económica del país. Tuvo una actitud descollante en la asistencia al sector rural, a tal punto que contribuyó decisivamente a que la República Argentina se convirtiera en una potencia mundial en el segmento de los agros negocios.
Otra prioridad del Banco ha sido la atención de las pequeñas y medianas empresas, como así también a las parcelas de la población menos favorecidas que cuentan con sus servicios, inclusive en las localidades alejadas de los grandes centros y de escasa relevancia económica.
A la par de esos compromisos y a tono con las innovaciones que se fueron produciendo en las últimas décadas en la operatoria bancaria, la entidad ha diversificado sus líneas de actuación para ingresar en nuevos segmentos del mercado, especialmente en áreas no tradicionales, cambiando su manejo hacia prácticas más asociadas con el mismo, en armonía con las tendencias globales. Sensible a los cambios que se fueron produciendo en las relaciones económicas entre las naciones, el Banco proyectó su quehacer más allá de las fronteras y luego de habilitar sucursales en los países hermanos de América Latina (Bolivia, Brasil, Chile, Panamá, Paraguay y Uruguay), se hizo presente en los centros financieros de mayor nivel internacional (Estados Unidos de América, Reino Unido, Francia, España y Japón).
La solidez y confiabilidad que alcanzó en la opinión pública, de la que es testimonio la reciente elección por una importante encuestadora como, la marca del siglo en el sector a nivel nacional, constituyen valiosos atributos que le garantizan una participación destacada en la actividad bancaria argentina.
Ahora que sabemos la razón de la creación del Banco de la Nación Argentina, nos adentraremos un poco más en su historia de forma más detallada:
Como ya todos sabemos La casa central del Banco de la Nación Argentina es uno de los edificios más representativos que rodean la Plaza de Mayo, sitio fundacional de Buenos Aires y sede de grandes acontecimientos de la historia del país. Diseñada por el prestigioso arquitecto Alejandro Bustillo con una combinación de estilos clásicos en clave que monumentaliza a, la casa central que ocupa una manzana entera y fue inaugurada en 1944.
Años 1580 a 1888:
La manzana en donde se ubica el Banco Nación.
La manzana ocupada por el edificio central del Banco Nación es una de las más antiguas de Buenos Aires, ya que en la fundación de la ciudad en 1580, Juan de Garay reservó la mitad para sí mismo y la otra para su hijo homónimo. En 1585 se construyó la primera capilla que tuvo Buenos Aires, antes de que en 1593 se asignara para la Catedral su esquina actual en San Martín y Rivadavia. Luego de esto, y quizás como consecuencia del camposanto que tuvo esta primera capilla, la manzana del actual Banco Nación fue conocida durante siglos como el Hueco de las Ánimas, ya que era un gran terreno sin construir, aunque la Aduana funcionó allí fugazmente en 1603, y más tarde fue Seminario y luego Consulado.
Mientras la esquina de Rivadavia y 25 de Mayo continuaba siendo el Hueco de las Ánimas, sobre la esquina de Reconquista el Cabildo comenzó a construir en 1804 el Coliseo Estable de Comedias, cuya obra fue suspendida por las Invasiones Inglesas de 1806 y 1807, y luego de la muerte de su constructor Tomás Toribio quedó abandonada desde 1810 hasta 1832, cuando un incendio destruyó el edificio inconcluso. Recién en 1855, comenzó en la esquina de Reconquista y Rivadavia la construcción del primer Teatro Colón, uno de los primeros edificios monumentales en Buenos Aires, diseñado por el ingeniero Charles Pellegrini e inaugurado en 1857. Esta sala de espectáculos donde se interpretaba ópera subsistió hasta el año 1888, en que el Estado Nacional impulsó una ley para construir un nuevo Teatro Colón, y adquirió el viejo edificio de Plaza de Mayo para destinarlo al recién fundado Banco Nacional. Instalado en lo que era la sala del ex-teatro, el banco operó en una época de euforia en la especulación financiera, que condujo inevitablemente a una profunda crisis conocida como el Pánico de 1890, luego de la cual entró en quiebra y debió ser refundado en 1891, con el nombre de Banco de la Nación Argentina.
Mientras, la Bolsa de Comercio de Buenos Aires había construido su nueva sede sobre la ochava de 25 de Mayo y Rivadavia, y en el resto de la manzana existían una serie de edificios en donde hasta principios del siglo XX abundaban los prostíbulos que atendían tanto a los marineros que venían del puerto como a los empleados bancarios de la City financiera. Completando la manzana hoy ocupada totalmente por el Banco Nación, sobre la esquina de Bartolomé Mitre y Reconquista existía la casa matriz del Banco Británico de América del Sud, construida en el terreno donde en tiempos coloniales estaba la casa de Juan Martín de Pueyrredón.
Años 1888 a 1939:
Primer edificio.
Una vez adquirido para el Banco Nacional, el viejo Teatro Colón fue mínimamente reformado para sus nuevas funciones, pero se colocaron conjuntos escultóricos sobre la cornisa de la fachada para brindar una nueva imagen al edificio. Pero esta primera sede resultó insuficiente a medida que la institución crecía y se fortalecía luego de la crisis, y progresivamente el Banco fue comprando los demás edificios de la manzana y anexándolos al antiguo teatro, de tal forma que en 1910 tuvo la posibilidad de encargar al arquitecto Adolf Büttner una remodelación total de las fachadas, que mediante una mansarda agregada buscó unificar las fachadas heterogéneas bajo una imagen común. En 1916 la Bolsa de Comercio inauguraba su nueva sede en la Avenida Alem, y así la manzana completa iba pasando al poder del Banco Nación, proceso que se concretó en 1925.
Así, en 1926 la institución tuvo una primera propuesta para la construcción de su definitiva casa central, un proyecto y concurso trunco que avanzó lentamente y quedó en la nada. Recién diez años después la idea volvió a cobrar fuerza, en el período de fuerte intervencionismo estatal de la presidencia de Agustín P. Justo, ya que el prestigioso arquitecto Alejandro Bustillo comenzó a bosquejar propuestas para el edificio hacia 1936.
Dos años más tarde, el Banco Nación formaba una Comisión Asesora Técnica presidida por Bustillo que revisó los planos ejecutados por la Oficina de Arquitectura de la institución. Bustillo no tuvo un mero rol de consulta, si no que trabajó intensamente en el proyecto, que denota su muy personal estilo, e incluso encargó la construcción de una maqueta en yeso para analizar las proporciones del proyecto y su pretenciosa estructura.
Años 1939 a 1955:
La Construcción y la inauguración del Banco.
A medida que la figura de Bustillo iba ganando peso en las decisiones proyectuales, el diseño del futuro edificio fue volviéndose una cuestión personal, de tal forma que logró imponer sus puntos de vista e ideas al Directorio del Banco Nación. Dentro de ellas estuvo la realización de la construcción por etapas. Luego de sorteadas las licitaciones y demoras burocráticas, el 17 de septiembre de 1940, una vez demolida la antigua Bolsa de Comercio y demás edificios, el presidente del banco Jorge Santamaría colocó la piedra fundamental de la nueva casa central, con una pala realizada en plata por la Casa Mappin & Webb.
La construcción fue de una escala inédita para la ciudad, tratándose solo de la primera etapa de la obra, que englobaba el 60% del edificio, exceptuando el sector que daría a la calle Reconquista. Para cerca de 100.000 m2 se dibujaron 1.500 planos y en la obra se utilizaron 480.000 kg. de hierro y bronce y se invirtieron $ 2.500.000 en mármoles, granito y piedras traídas de Córdoba y San Luis, actuando un total de 128 empresas subcontratistas.
El 21 de julio de 1944 era inaugurada, durante la dictadura de la Revolución del 43, la primera etapa del nuevo Banco de la Nación. El edificio ya ostentaba su imponente pórtico sobre la ochava de Rivadavia y 25 de Mayo, y sus fachadas revestidas en piedra traída de Balcarce, junto con su mansarda de bronce. Una vez terminado este sector solo faltaba el cuarto de manzana correspondiente a la esquina de Rivadavia y Reconquista, donde antes había estado el primer Teatro Colón.
La segunda y última etapa de la obra fue paralizada durante los siguientes años, hasta que fue encarada en 1950 durante la presidencia de Juan Domingo Perón, y aunque representaba el 40% del edificio, demoró los siguientes cinco años, de tal forma que la casa central del Banco de la Nación estuvo terminada para 1955.
En 1966 quedó inaugurado en el primer piso el Museo Histórico y Numismático, y en 1971 comenzó a funcionar en la planta baja la Galería de Arte “Alejandro Bustillo”. Por otra parte el Banco Nación vivió su pionero proceso de instalación de computadoras entre 1964 y 1977, cuando comenzaron a operar, instaladas en el último piso.
Pero no todo es historia en el Banco Nación, además de contener la reserva económica del país también es una pieza arquitectónica digna de ver.
Su Historia:
La casa central del Banco Nación es una de las obras de arquitectura más imponentes y pretenciosas de la Argentina, tanto por su volumen edilicio como por diversos elementos de su diseño entre los cuales se destaca especialmente su gigantesca cúpula de 50 metros de diámetro, juzgada por Bustillo como la más grande de Sudamérica, probablemente. Realizada con nervios de hormigón armado y completamente vidriada para proveer de luz al gran espacio central de cuádruple altura que domina el edificio, posee un original sistema de apoyo que no descarga directamente sobre los muros laterales, sino que posee una serie de rieles con ruedas que le permite deslizarse libremente cuando dilata y comprime, cargando sobre cuatro columnas su peso de 50.000 toneladas.
El edificio posee nueve niveles: tres subsuelos, la planta baja, cuatro pisos y una mansarda que se encuentra sobre el nivel de la cúpula-claraboya. Los niveles bajo tierra alojan no solo las cajas de seguridad y los estacionamientos vehiculares, sino además un salón para práctica de tiro y talleres de mantenimiento, además de una calle interna vehicular con salida por 25 de mayo. La planta baja está dedicada a la atención al público y posee acceso por cuatro diagonales que parten de las esquinas del edificio, que desembocan en el gran espacio central que toma cuatro niveles de altura, ya que a partir del entrepiso las siguientes plantas funcionan como anillos con galerías perimetrales, dejando libre el espacio aéreo del área de atención al público, permitiendo ver todo desde la planta baja e iluminar el gigantesco espacio con luz natural. Apenas superados los accesos desde las esquinas, pasando por sendos halls de recepción y habiendo subido escalinatas, se llegan a vestíbulos intermedios de los cuales parten baterías de ascensores y escaleras completamente revestidas en piedra granítica. En el primer piso funciona la Biblioteca “General Belgrano”, abierta al público.
La fachada a 45° en la esquina de Rivadavia y 25 de Mayo mira directamente a la Casa Rosada.
En cuanto al estilo del edificio, se puede juzgar en rasgos generales como monumentalista, ya que toma elementos arquitectónicos en escala monumental, representándolos en dimensiones inusuales, como las cuatro columnas que marcan el acceso principal y recorren los tres niveles completos de la fachada, o el espacio central de múltiple altura, de proporciones inusuales e imponentes para un edificio bancario. Para crear esta monumentalidad, Bustillo aplicó una mezcla de estilos que ya venía trabajando en proyectos anteriores, ya que a pesar de ser un elogioso de la modernidad y un innovador en lo técnico, era conservador en cuanto al diseño y se encontraba en la búsqueda de un estilo que fuera nacional, pero basado en las formas clásicas y en las proporciones académicas. En el Banco Nación combinó elementos de la arquitectura neoclásica de moda durante la década de 1930 y favorecida tanto por los regímenes nazi y fascista como por la Unión Soviética y los Estados Unidos, como el inmenso pórtico que domina la entrada principal por la ochava de Rivadavia y 25 de Mayo o las columnas corintias; como la influencia clara de la tradición arquitectónica francesa, a través de elementos como la mansarda de bronce que remata el edificio.
La actual sede de la SIDE, que tiene notables referencias al Banco Nación.
En esta fachada maciza y compacta que toma los cuatro frentes del edificio, la única irregularidad es la ochava en Rivadavia y 25 de Mayo, en donde se eligió mantener el corte a 45° que existía en el anterior edificio de la Bolsa de Comercio, aprovechándolo para implantar allí el acceso principal, mirando a la Casa Rosada. Esa resolución de la ochava tan particular, hacía un juego de simetría con la esquina de Balcarce e Irigoyen, del otro lado de la Plaza de Mayo, en donde existió entre 1854 y 1942 el primer edificio del Congreso Nacional. Se formaba una simetría perfecta que enfatizaba la Casa Rosada ampliando la perspectiva, sin embargo con la construcción del actual edificio de la AFIP, que tomó su esquina a 90° sin ochava, este efecto se perdió definitivamente. Otro detalle notable es el parentesco entre las fachadas del Banco Nación y el vecino edificio de la SIDE, que no casualmente fue diseñado también por Alejandro Bustillo por encargo de Federico Martínez de Hoz en 1929, y posee en su fachada un frontis de influencia neoclásica que parece repetir el del banco.
Para los interiores del Banco Nación, el tono es claramente más moderno y está despojado de ornamentos con referencias tan claras, y lo notable son los revestimientos en piedra pulida, un rasgo que el Banco Nación comparte con un edificio anterior de Bustillo, el Museo Nacional de Bellas Artes (1933).
Presidencias.
Ernesto Bosch en 1930. (El primer presidente del Banco central se desempeñó en el cargo desde el 31 de mayo de 1935 hasta el 18 de septiembre de 1945 y su gestión se desarrolló junto a distintos presidentes y ministros de Economía. Con la presidencia de Agustín P. Justo, fueron ministros de Hacienda Federico Pinedo, Roberto M. Ortiz y Carlos A. Acevedo.)
Vicente R. Casares en 1945.
Emilio F. Cárdenas en 1946.
Miguel Miranda en 1946.
Domingo O. Maroglio en 1946.
Alfredo Gómez Morales en 1949.
Alfredo Gómez Morales en 1950.
Miguel Revestido en 1952.
Eugenio Folcini en 1955.
Julio E. Alizon García en 1956.
Eugenio Blanco en 1956.
Eduardo Laurencena en 1957.
José Mazar Barnet en 1959.
Eusebio Campos en 1959.
Eustaquio A. Méndez Delfino en 1961.
Ricardo Pedro Pasman en 1962.
Luis M. Otero Monsegur en 1963.
Félix Gilberto Elizalde en 1963.
Antonio Micele en 1966.
Felipe S. Tami en 1966.
Benedicto A. Bianchi en 1967.
Pedro E. Real en 1967.
Egidio Iannella en 1969.
Daniel Fernández en 1970.
Ricardo Gruneisen en 1971.
Carlos Brignone en 1971.
Jorge Bermúdez Emparanza en 1972.
Alfredo Gómez Morales en 1973.
Hernán Aldabe en 1974.
Ricardo A. Cairoli en 1975.
Emilio Mondelli en 1975.
Eduardo Zalduendo en 1976.
Alfredo Cassino en 1976.
Adolfo Diz en 1977.
Julio J. Gómez en 1981.
Egidio Iannella en 1981.
Domingo F. Cavallo en 1982.
Julio C. González del Solar en 1982.
Enrique García Vázquez en 1983.
Juan J. A. Concepción en 1985.
José Luis Machinea en 1986.
Enrique García Vázquez en 1989.
Javier González Fraga en 1989.
Egidio Iannella en 1989.
Rodolfo Rossi en 1989.
Enrique Folcini en 1990.
Antonio E. González en 1990.
Javier González Fraga en 1990.
Roque B. Fernández en 1991.
Pedro Pou en 1996. (Comisión bicameral constituida para investigar el papel de Pou en la causa del lavado de dinero recomendó a De la Rúa que lo destituyera de su cargo tras haberlo acusado de mala conducta, incumplimiento de los deberes de funcionario público, según lo establecido en la carta orgánica del Banco Central.
En especial, se le cuestionó la falta de controles sobre las actividades del Banco República y sobre las operaciones de banca off shore en paraísos fiscales. El 25 de abril de 2001, De la Rúa firmó el decreto de destitución de Pou, argumentando el "cumplimiento negligente de sus funciones" en lo relativo al lavado de dinero.)
Roque Maccarone en 2001. (Su nombramiento debía resolver un fuerte conflicto entre la entidad y el Ministerio de Economía y también restaurar la confianza de los inversores en la política económica del gobierno de la Alianza.)
Mario Blejer en 2002 y Aldo Pignanelli en 2002. (El reemplazante de Blejer fue su vicepresidente, Aldo Pignanelli, que venía con el aval de importantes figuras del justicialismo. Sin embargo, ese respaldo no le alcanzó al nuevo presidente del Central para resistir los fuertes encontronazos con el ministro Lavagna.)
Alfonso Prat Gay en 2003. (El joven economista Alfonso Prat-Gay fue la elección de Eduardo Duhalde para conducir el Banco Central tras la salida de Pignanelli. Sería el cuarto presidente del Banco Central en ese año traumático para la Argentina y el primero en permanecer en su cargo por más de un año desde la salida de Pou.)
Martín Redrado en 2004. (La llegada de Redrado. El hombre que Kirchner eligió para conducir el Banco Central fue el entonces secretario de Comercio y Relaciones Económicas Internacionales, Martín Redrado. Posteriormente ratificado en su cargo por el Senado, Redrado tenía mandato como presidente del Banco Central hasta el 24 de septiembre de este año.)
Mercedes Marcó Del Pont en 2010. [Ocupó el cargo de Presidenta del Banco de la Nación Argentina, desde enero de 2008 a enero de 2010. Fue Diputada Nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Presidenta de la Comisión PYME en la Honorable Cámara de Diputados de la Nación (2005/2008).]
Estancamiento económico e Hiperinflación: 1983-1990
Fruto de la crisis de la deuda iniciada a principio de la década de los ochenta, el país se vio sumergido en un contexto de alta inflación y recesión económica. La caída del Banco de Intercambio Regional, expuso al sistema financiero ante una situación de fragilidad evidente, en donde se hicieron recurrentes planteos de reformar la Carta Orgánica del BCRA y de la Ley de Entidades Financieras. La situación imperante atentó contra tales intenciones, dándole prioridad a cuestiones necesarias de saneamiento y redimensionamiento del sector dejando a estas importantes medidas de lado, para recién ser materializadas en el gobierno de Menem.
El retorno de la democracia se vio empañado por la complicada situación económica de alta inflación y elevada desmonetización de la economía. El gobierno se vio aquejado por el creciente compromiso que representaba el pago de servicios de la deuda y el aumento del déficit fiscal, por lo que tuvo que recurrir a la emisión de títulos públicos y a la emisión monetaria vía Banco Central para financiar sus obligaciones.
En la primera etapa, las medidas tomadas tendían a bajar el grado de desmonetización de la economía, apuntalar el aparato productivo mediante la asistencia crediticia al sector privado y por último, reducir la tasa de interés real. A partir de 1985, con el lanzamiento del Plan Austral, se logra contener las expectativas. El cambio de signo monetario junto con otras medidas tendientes a contener el gasto, lograron reactivar la actividad económica. Se priorizó el servicio de la deuda externa, se congelaron precios y se des indexaron los contratos. Se siguió llevando a cabo diversas tareas de regularización, saneamiento y liquidación, que fueron poniendo en orden el sistema financiero. No hubo grandes cambios, básicamente se trabajó en el nivel operativo.
El Banco Central dejó de emitir para financiar al sector público y se fijó el tipo de cambio. Se incrementaron los controles de capitales. Los constantes esfuerzos plasmados en los planes de estabilización, dirigidos a aliviar la situación fiscal y contener la inflación, también aspiraban a mitigar las expectativas.
Con el tiempo, el plan de estabilización comenzó a mostrar limitaciones que hicieron evidente la necesidad de cambios estructurales y volvió a recrudecer la inflación. En 1987 se implementó el Plan Primavera pero tampoco tendría éxito.
La evolución del sistema financiero durante el gobierno de Alfonsín mostró todavía los efectos provocados por la reforma de 1977, pero agravada por la crisis mencionada anteriormente. Se asistió a un sistema con una baja capacidad prestable (gracias a la alta inmovilidad de depósitos) y un elevado uso del redescuento por parte del BCRA. En este periodo el Banco acusó una pérdida operativa, dando origen al famoso déficit cuasi fiscal, que terminó con el canje forzoso llevado a cabo en 1989 denominado Plan Bonex.
Historia de la moneda
Puede notarse que a través de la historia, el ser humano ha tratado y se ha preocupado siempre por satisfacer sus necesidades básicas y también por obtener poder. En un principio, al no existir el dinero, se utilizaba el trueque, lo que consistía en intercambiar un producto por otro, dependiendo de su valor o utilidad. Pero luego se inventó el dinero mercancía lo q facilitó el cambio de bienes, ya que se pagaba efectivamente lo q se estaba obteniendo. Con el paso del tiempo, el dinero se fue modificando y perfeccionando hasta la aparición de la moneda, hecha de metales como el oro y la plata. Actualmente el dinero es un medio de muchísimo valor, por lo que se han estado inventando nuevas maneras de facilitar su traslado. Por ejemplo: cheques, tarjetas de crédito, internet, etc.
El trueque fue una de las primeras maneras de conseguir lo que uno necesitaba. Pero no era del todo conveniente, porque el trueque se realizaba con el excedente de producción. En esa época, cuando la gente se dedicaba a cazar o a cosechar, el excedente de producción era casi nulo, por lo q intercambiar mercancías era un hecho complicado. Además, se le sumaba a estoque lo que uno tenía para ofrecer no siempre era lo que la otra persona necesitaba. Por ejemplo: si un artesano de sandalias quería comprar pan, siempre debía encontrar un panadero que necesitara sandalias o averiguar qué necesitaba el panadero, conseguirlo con su producción de sandalias y recién después úes ofrecérselo en trueque. Por esta razón, fue que el hombre decidió crear una manera de poder darle un valor específico cada bien o servicio. Y así nació el dinero mercancía. Éstos eran bienes que, además de cumplir con su función y tener un valor sobre sí mismos, eran utilizados como medio de cambio y pago.
Tiempo después es este método comenzó a generar problemas porque el valor del dinero mercancía se establecía sobre ciertos productos y no había manera de fraccionarlo para realizar las compras cotidianas o de menor valor.
En 1891 se liquidó el Banco Nacional y se fundó el Banco de la Nación Argentina. En 1935 se creó el Banco Central de la República Argentina reemplazando a la Caja de Conversión. El Peso Ley 18.188 (Símbolo: $Ley) fue la moneda vigente en la Argentina en el período 1970-1983, popularmente conocida como peso ley. Cada peso ley equivalía a 100 (Peso Moneda Nacional).Para que el público se fuese acostumbrado a la conversión, se dispuso que mientras se confeccionaran los nuevos billetes con el nuevo diseño, se continuaran emitiendo los valores existentes pero resellados con los nuevos valores.
Conclusión.
Conclusión general:
Una breve conclusión hacia esta monografía acerca del Banco Central de La Nación es que ha soportado la gran devaluación de la historia con respecto a la economía.
También lleva una gran lista de presidentes que fueron pasando el mando con diferentes aspectos tanto en lo intelectual como en lo político y en lo histórico, tomando como referencia una lista que fue cambiando a partir del crecimiento de nuestra nación como argentinos. A lo largo de su historia podemos ver varios conflictos que llevaron a la devastación como a la superación económica dependiendo de dónde lo veamos.
La moneda Argentina es un medio que utilizamos diariamente para poder llevar una organización en la sociedad de este modo pudimos adaptarnos a los cambios sociales que pasaban en el mundo entrando en una era moderna.
Molina:
El Banco Central es uno de los mejores patrimonios históricos que podemos encontrar en nuestro país ya que llevo a cabo una nueva formación como la moneda argentina que logro desde el principio una rendición económica no tanto como las potencias de ese entonces sino como la suma de una nueva moneda en la historia que hasta el día de hoy sigue vigente.
Aliotti:
Desde mi punto de vista veo como tanto la moneda argentina como el Banco de La Nación son muy desvalorados, es decir, la moneda fue aumentado a lo largo de su historia junto con los conflictos generaba al banco una degradación desde mi punto de vista.
Bibliografía e Índice.
1_Introducción.
2_Primera manzana del banco.
3_Construccion e inauguración.
4_Su historia.
5_Su sede.
6_Presidencias. (Primeras)
7_Presidencia.
8_Presidencias. (Actualidad)
9_Superinflación.
10_Historia de la moneda.
11_Colucion. (Bibliografía e índice)
12_Bibliografía.